Ejemplo de unidad, servicio y entrega
San Andrés es modelo de la importancia que tiene dar buen testimonio de vida, este santo fue primero discípulo de Juan el Bautista y luego de Jesús. Por intermedio de él, Pedro, su hermano, conoció al Señor.
Redacción: Siglo Católico
Hoy 30 de noviembre, es la fiesta de San Andrés Apóstol, ayuda y unidad entre católicos y ortodoxos
San Andrés nació en Betsaida, en los Evangelios, es mencionado en varias ocasiones, ya que él es quien escucha a Felipe que hay unos peregrinos griegos que quieren conocer al Señor; y lo acompaña para comunicárselo a Jesús.
También aparece en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, presentando a Jesús al muchacho que tenía los cinco panes y los dos peces.
La iglesia nos enseña que el apóstol San Andrés, después de Pentecostés, fue a predicar la Buena Nueva entre los griegos y que fue crucificado en Acaya (Grecia). Se dice que la cruz en la que murió tenía la forma de una X. De aquí surge la llamada tradición que da cuenta de la cruz aspada, conocida popularmente como la cruz de San Andrés.
La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el Apóstol Andrés, actualmente se conoce como la ciudad de Estambul, -Turquía-, fue allí donde el Papa Francisco, en noviembre de 2014, se reunió con Bartolomé, actual heredero de San Andrés, Patriarca de Constantinopla y cabeza de la Iglesia Ortodoxa.
Esta reunión representó un signo relevante tanto para la Iglesia Católica, como para la Iglesia Ortodoxa, que han tenido una larga historia de acercamientos en búsqueda de la unidad del Pueblo de Dios.
Para este encuentro el Papa Francisco, nos permitió ser testigos de un emotivo momento, cuando en las vísperas de la Fiesta de San Andrés, le pidió la bendición a Bartolomé e inclinó la cabeza para recibirla. El Patriarca, quien en varias oportunidades llamó a Francisco “hermano”, lo bendijo y besó su cabeza.
Hoy le pedimos a San Andrés que ruegue a Dios por nosotros, que nos ayude para que seamos instrumento de unión, siempre dispuestos a ver como podemos servir a los demás y que nuestra vida sea una invitación para que otros a sigan al Señor.