Papa Francisco: Dios es supremo
Por Hannah Brockhaus
(CNA)
Los católicos, en virtud de su bautismo, deben afirmar al mundo la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, dijo el Papa Francisco.
En su discurso semanal del Ángelus del 18 de octubre, el Papa explicó que “pagar impuestos es un deber de los ciudadanos, al igual que cumplir con las leyes justas del Estado. Al mismo tiempo, es necesario afirmar la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, respetando el derecho de Dios sobre todo lo que le pertenece”.
Afirmó que “de ahí la misión de la Iglesia y de los cristianos. Hablar de Dios y dar testimonio de él a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.
Antes de guiar a los peregrinos en la oración del Ángelus en latín, el Papa Francisco reflexionó sobre la lectura del Evangelio de San Mateo.
En el pasaje, los fariseos intentan atrapar a Jesús preguntándole qué piensa sobre la legalidad de pagar el impuesto del censo al César.
Jesús respondió: “¿Por qué me prueban, hipócritas? Muéstrame la moneda que paga el impuesto del censo “. Cuando le entregaron la moneda romana con la imagen del emperador César, “entonces Jesús responde: ‘Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’”, relató el Papa Francisco.
En su respuesta, Jesús “reconoce que el tributo al César debe ser pagado”, dijo el Papa, “porque la imagen de la moneda es suya; pero sobre todo recuerda que cada persona lleva dentro de sí otra imagen – la llevamos en nuestro corazón, en nuestra alma – la de Dios, y por tanto es a él, y sólo a él, a quien cada uno debe su existencia, su vida”.
La línea de Jesús da “pautas claras”, dijo, “para la misión de todos los creyentes de todos los tiempos, incluso para nosotros hoy”, explicando que “todos, por el bautismo, están llamados a ser una presencia viva en la sociedad, inspirándola con el Evangelio y con la sangre vital del Espíritu Santo”.
Esto requiere humildad y coraje, señaló; el compromiso de construir “la civilización del amor, donde reinen la justicia y la fraternidad”.
El Papa Francisco concluyó su mensaje rezando para que María Santísima ayude a todos a “huir de toda hipocresía y ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que ella nos sostenga, discípulos de Cristo, en la misión de dar testimonio de que Dios es el centro y el sentido de la vida”.