A pesar de las gestiones del Vaticano, muchos católicos en el país siguen siendo parte de la Iglesia clandestina y siguen siendo perseguidos, lo mismo que obispos y sacerdotes, quienes han denunciado acoso, arresto y detención por seguir ejerciendo su ministerio.
Recompensas en China
El Partido Comunista Chino (PCC) está ofreciendo recompensas monetarias a quienes informan la presencia de iglesias en sus comunidades. Las recompensas parecen ser una expansión de un programa ya implementado en la provincia de Heilongjiang, reportado a principios de este año. En la ciudad de Nenjiang, a los residentes se les ofreció una recompensa de 5.000 RMB (alrededor de 700 dólares americanos) si denunciaban sospechas de actividades religiosas ilegales a las autoridades.
El programa de “incentivos” se ha replicado en otras ciudades del país y las recompensas se han incrementado a hasta 100.000 RMB, que son alrededor de 14.000 dólares.
El mes pasado, en la provincia de Hainan, el Departamento de Seguridad Pública publicó un “aviso sobre recompensar a quienes denuncien pistas sobre actividades ilegales y criminales de Xie Jiao”. “Xie Jiao” es una frase china que significa “culto malvado”. En la práctica, se refiere a cualquier actividad religiosa que no esté sancionada por el gobierno.
Además de las recompensas monetarias, los funcionarios chinos también publican propaganda antirreligiosa en todo el país. Carteles que dicen “No creas en ninguna otra religión que no sea el Partido Comunista; o Basta con creer en el Partido y el Gobierno Popular de China” fueron colgados en parques en el condado de Yucheng, que se encuentra en la provincia de Heinan.
A pesar de un acuerdo provisional entre el Vaticano y China, firmado en 2018, muchos católicos en el país siguen siendo parte de la Iglesia clandestina. Los obispos y los sacerdotes han denunciado acoso, arresto y detención por negarse a hacer actos públicos de lealtad a la Asociación Patriótica Católica China, la Iglesia estatal controlada por los comunistas.
Aumento de crímenes de odio en India
Un informe publicado el 29 de julio por el grupo ecuménico Persecution Relief señaló que han documentado 293 incidentes entre enero y junio, que incluyen seis casos de asesinato y cinco de violación, los crímenes de odio contra los cristianos en India aumentaron en un 40% en el primer semestre de 2020, si se compara con los 208 incidentes del año pasado.
El grupo dijo que “el estado más hostil contra los cristianos” es Uttar Pradesh, en el norte de la India, donde ocurrieron 63 crímenes de odio y se acusó a las autoridades locales de ayudar a los extremistas.
El segundo estado con más casos es Tamil Nadu, en el sur del país, con 28 incidentes; luego sigue con 22 casos Chhattisgarh, en el centro-este.
Persecution Relief, fundada por Christian Shibu Thomas, ha documentado más de dos mil incidentes desde su creación en 2016. Thomas señaló que “la crueldad de estos crímenes expone la mentalidad y actitud” dañinas de los extremistas religiosos y que la campaña “aterradora y peligrosa del nacionalismo religioso y la intolerancia ha alcanzado su punto máximo” en nuevos actos inhumanos.
Según detalla la organización benéfica Open Doors, India está clasificada como el décimo país que registra más persecuciones contra los cristianos en todo el mundo.
La organización señaló que la persecución a las minorías religiosas ha aumentado desde que el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata ganó el poder en 2014, con miles de incidentes cada año. Además, acusó al partido gobernante de permitir que los extremistas ataquen a los cristianos con impunidad.
En abril, la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional solicitó al Departamento de Estado que coloque a la India en una lista de “países de especial preocupación” en consecuencia de los ataques a las minorías.

Atentados contra iglesias
Un incendio que causó daños en el interior de la iglesia de San Martín de Plasencia (España), considerada de las más antiguas de la ciudad española y que alberga el segundo retablo local más importante y otro en la catedral de Managua, son muestras de los ataques a iglesias católicos en diversas partes del mundo.
En el caso de España, el incendio se inició a las 9:30 p.m. (hora local) del domingo 2 de agosto, y aunque se cree que fue ocasionado por un fallo eléctrico, el alcalde Fernando Pizarro no descarta que haya sido provocado. El fuego se desató desde el exterior y logró traspasar la puerta sur, llenado todo el espacio de humo. Sin embargo, el siniestro pudo ser controlado rápidamente por los bomberos.
El diario la Vanguardia informa que al interior del recinto “se encuentra un retablo dorado y policromado con pinturas del extremeño Luis de Morales, apodado el ‘divino’, fechadas entre los años 1565 y 1570”. Estas piezas de arte fueron afectadas por el humo, pero ninguna fue quemada.
En el caso de Managua, el 31 de julio, una persona no identificada ingresó a una de las capillas de la Catedral de Managua (Nicaragua) y lanzó una bomba molotov que provocó un incendio y destruyó el sagrario y la imagen de la Sangre de Cristo, un hecho que ha sido calificado de “acto de terrorismo” por el Cardenal Leopoldo Brenes.
Se trata de “un acto de profanación totalmente condenable, por lo que debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”, expresó la Arquidiócesis de Managua en un comunicado.
En la capilla se ubica el Santísimo en su sagrario, y la consagrada y venerada imagen de la Sangre de Cristo, de casi 400 años de antigüedad y ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.
Recientemente, se han producido otros ataques contra capillas en Nicaragua. El más reciente es el producido el 29 de julio, cuando desconocidos profanaron con “saña y odio” la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el municipio de Nindirí, en Masaya.
Similarmente, el 27 de julio, desconocidos arrastraron por el suelo el Sagrario de Jesús Sacramentado del Sagrario de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la Parroquia Nuestro Señor de Veracruz, Masaya. El párroco, P. Pablo Villafranca, señaló que, durante el ataque, destruyeron parte de los muebles y robaron bienes materiales.